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10 de Mayo de 2017

El arte de espatarrarse

en espacios públicos

Hay mucha gente que en los espacios públicos en los que uno se puede sentar, se encuentra con personas que ocupan más espacio vital del necesario e invaden el propio espacio personal sin ningún atisbo de creer que su acción puede estar provocando incomodidad a los que le rodean.

 

Si bien no es un problema únicamente de un género,  se ha demostrado que hay una práctica muy habitual efectuada en su gran mayoría por los hombres. 

 

Internet ha titulado a esta acción, Manspreading. 

 

Este anglicismo define la práctica de algunos hombres a sentarse con las piernas abiertas ocupando más espacio del que le corresponde y molestando así a los que se sientan a su lado. ¿En nuestro idioma? El acto de espatarrarse en espacios públicos.

 

Es curioso que, antes de obtener información sobre esta práctica, casi nadie se había parado a observar con qué frecuencia ocurre, pero una vez entras en el círculo, no puedes parar de advertir la exagerada cantidad de hombres que, muchas veces sin ser conscientes de la molestia que causan, se espatarran cada vez que se sientan en lugares comunitarios.

 

¿Así que esta vez el objetivo cuál es? 

 

Meter al máximo de gente posible en el círculo, es decir, concienciar al mayor número de personas posible sobre la existencia del problema, y ya de paso intentar que los practicantes del Manspreading se sientan aludidos y rectifiquen la conducta.

 

Deseadme suerte.

Descripción gráfica:

Echa un ojo a esta galería y seguimos hablando:

The Espatarrers

A todos nos ha pasado, estar en algún espacio público y tener que soportar alguna conducta molesta y encima sentir vergüenza de decir algo para que la persona rectifique su acción.

 

Frustrada, quise aprovechar la ocasión para diseñar algún elemento de soporte que me permitiera tener una excusa para llamar la atención de las personas y que por fin se sintieran aludidos por su fastidiosa acción.

 

Lo primero que se ha hecho es recopilar imágenes de espatarrados para crear un catálogo que plasme la problemática de una manera dinámica y divertida.

 

Seguidamente, todo se ha centrado en la creación de una asociación ficticia titulada The Espatarrers.

 

A partir de esta base, se han planeado los elementos necesarios de comunicación para hacer llegar el mensaje, por un lado a los practicantes del Manspreading y por otro, al resto de mortales que no son conscientes de la problemática (aún). 

​

Se ha diseñado una tarjeta de visita y un flyer que te redirigen a una web en la que de primeras, te presentan la asociación, pero te incitan a saber más o a unirte, y una vez picas,  te direccionan a una página en la que se explica con detalle la situación de manera pacífica y constructiva. Todos estos elementos comparten una imagen corporativa coherente y el mensaje que transmiten es de tono irónico, pero que podría interpretarse como real por los menos avispados (o los pasotas de turno).

 

Una vez creado el material, la acción importante se ha basado en repartir las tarjetas de visita a hombres que en el momento se encontraban practicando el Manspreading y se han gravado las reacciones para no dejarlo en un acto puntual y más gente pueda entender la situación. A parte se han repartido los flyers por asientos vacíos del Metro y se han dejado en otros espacios para ampliar el rango de difusión de la campaña.

El material creactivo:

Resultados:

De lo más variopintos.

 

Por un lado, la aventura de interceptar a los espatarrados en el metro fue bastante incómoda. Si bien da gusto ser capaz de atreverse a llamar la atención cuando alguien efectúa una acción molesta, las reacciones de indiferencia aún matan más que el hecho de no hacer nada.

 

Por suponer, pordría ser que pasara alguno de los problemas sigüientes:

 

a. No entendieron nada de lo que aparecía en la tarjeta

 

b. Se dieron cuenta, pero por vergüenza, hicieron como si nada

 

c. El formato no estaba suficientemente bien diseñado como para llamar su atención, o realmente era un mensaje poco claro o llamativo

 

d. Ni siquiera hicieron el esfuerzo de mirar dé que iba el tema

Por otro lado, hubo una reacción que me pareció interesante, pues generó un debate en el mismo Metro. A raíz de que un hombre rechazara mi tarjeta, otro soltó entre carcajadas la frase “a ver si ahora los hombres nos vamos a tener que sentar como si lleváramos falda” y ahí empezamos a entablar una conversa que acabo con él quedándose con la tarjeta rechazada. 

 

Bien está lo que bien acaba.

 

Hecho esto, y para variar, se ha compartido en redes los resultados, pero esta vez, teniendo en cuenta la poca participación en campañas anteriores, no se ha motivado a la gente a crear contenido para la ocasión. Por lo tanto, sobre la acción en redes, se puede decir que ha sido aceptada y apreciada, pero ha habido menos interacción que otras veces.

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